.: ARTROPIA :. Estudio de arquitectura
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Memoria

El proyecto aun consistiendo en un edificio cuya planta de distribución es nueva porque no respeta la anterior, no le consideramos propiamente como tal, teniendo en cuenta que se trata de un edificio con protección parcial de una de sus fachadas, en concreto la fachada de calle Santa Ana. El Ayuntamiento al comenzar con el desarrollo del proyecto condicionó la aprobación al mantenimiento de la fachada mencionada por considerar que la misma tenía un interés histórico-artístico aunque no la tenía recogida previamente en el planeamiento municipal.

Los datos históricos del archivo mencionaban el edificio como uno de los primeros que se erigieron en el municipio. Inicialmente fue utilizado como monasterio por las monjas del Hospital de La Piedad, a finales del siglo XVI, concretamente en el año 1584, y era conocido como la casa de Hormaechea, y más tarde según escrituras de la época, como Casa y Monasterio de Santa Ana de Ormaechea.

En la actualidad estaba muy deteriorado y había sufrido muchas transformaciones que habían alterado sustancialmente su estado original. El uso había pasado a ser de viviendas complementado con oficinas en la primera planta. El único signo apreciable a simple vista de haber sido lugar destinado al culto, es una cruz labrada sobre la dovela clave de la puerta de acceso al portal. Las dos puertas de entrada, que primigeniamente constituían arcos de medio punto, fueron adinteladas por posteriores corrientes renacentistas, aunque mantenían un estado de conservación aceptable.

El ventanal ajimezado existente a la altura del primer piso era otro rastro del estilo medieval de la mencionada fachada, pero había sido fuertemente transformado, se había demolido uno de los tres huecos iniciales y tapiado los otros dos. Hasta que no se produjo la demolición de los elementos ruinosos —la estructura y las otras fachadas estaban en ruina— no se pudo apreciar el estado real del mismo fue entonces cuando nos inclinamos por recuperarlo e integrarlo como un elemento de contrapunto de la fachada, que inicialmente no lo contemplaba.

La solución definitiva que adoptamos para el conjunto del edificio radicó en revalorizar el único elemento de interés histórico que había que conservar —el muro de sillería irregular de piedra de la zona de la fachada de Santa Ana, compuesto de planta baja y dos alturas— otorgándole un carácter monumental. Para lograrlo ya que en esos momentos carecía de elementos arquitectónicos que le confirieran un carácter público empleamos el recurso de considerarlo como un “muro pantalla”. El muro histórico será despojado de todos los elementos añadidos, saneado y mostrado a la calle como una fachada despegada del edificio nuevo en su intradós y rematada horizontalmente por una nueva cornisa-balconera que lo enmarca. El hecho de que el solar estuviera en esquina con una calleja y además configurara el límite entre el Casco Antiguo y las nuevas edificaciones nos marcó la pauta de enfatizar la esquina con el juego que produce la prolongación de la balconera horizontal de la calle principal rematando la ventana rasgada vertical de la calleja. Esta tensión es dominada por el sentido vertical ascendente con el torreón que domina la esquina y rompe la línea de aleros de la calle. Este elemento se introduce en la composición del diedro para proporcionar otro elemento de singularidad a la calle. Se emplea un mecanismo tradicional —un fragmento arquitectónico singular que aporta significación urbano— pero tratado de una forma muy abstracta, sin decoraciones superfluas e integrando una ventana en esquina, rasgo que denota su vocación de modernidad y evoca otra vez la tensión horizontal-vertical.

Los materiales elegidos buscan reforzar estas ideas, la tensión entre horizontal y vertical, y la tensión entre antiguo y moderno. La sillería es reinterpretada como aplacado de piedra de Batieg —una arenisca clara para contrastar con la piedra gris Deba del muro antiguo— y el encuentro con la cornisa se remata con planchas de cobre que ayudan a combinar el bajocubierta con el torreón.

El solar tiene 27,00 metros de largo por 8,50 metros de ancho, con una superficie de 229,50 metros cuadrados, con una forma ligeramente trapezoidal casi rectangular. Actualmente el edificio existente ocupa sobre rasante una silueta de 8,50 metros de ancho por 20,90 metros de largo, con una superficie de 177,65 metros cuadrados, el resto es un huerto en la ribera del río.

El perfil máximo permitido por el planeamiento para que el nuevo edificio, era de SS+PB+3P+BC, optándose por incluir hasta 8 viviendas, distribuidas a 2 por planta.

Debido a que la forma rectangular alargada y estrecha no era propicia para dividir la planta longitudinalmente, se propuso trazar un eje transversal en su parte central, coincidiendo con las zonas comunes de acceso, que repartiera las viviendas hacia el frente y fondo, de la calle Santa Ana y el río Deba, compartiendo la fachada lateral del callejón, de carácter menos relevante.

De esta manera, se consigue que al menos y debido a la estrechez del edificio, las habitaciones o estancias principales de la vivienda, estén orientadas hacia los espacios exteriores más importantes, en cuanto a luminosidad, asoleamiento y vistas, desplazando hacia la fachada lateral, las restantes habitaciones. Siguiendo el mismo criterio, de aprovechar al máximo, la luz, el espacio y las visuales, se destinan las zonas más umbrías a servicios, circulaciones y zonas comunes.

Considerando que las más favorecidas en cuanto a asoleamiento y vistas, eran aquellas orientadas hacia el río, se decidió que éstas últimas contasen con la posibilidad de miradores —se adoptó finalmente un tratamiento más convencional con miradores verticales rematados en terrazas que rompe el alero—, ampliando el espacio y la comunicación con el paisaje. Sus mejores condiciones de posición propició que desequilibráramos a su favor la superficie, éstas viviendas son de 3 dormitorios, baño completo y aseo, con la posibilidad de vincularlo a la habitación principal. Las viviendas orientadas hacia la calle Santa Ana, serán de 2 dormitorios, dobles en cualquier caso, baño completo y aseo.

El espacio destinado a cocina, comedor y sala de estar, en ambos casos, se trata de un recinto único en forma de “L”, con la posibilidad de cerrar según las preferencias de cada usuario la cocina.

Además de las 4 plantas destinadas a uso de vivienda, la planta Baja acogerá al portal de acceso al edificio y otro de entrada al local comercial.

La planta semisótano, se destinará a otros usos complementarios o anexos al de vivienda como trasteros y sala de máquinas, pudiendo disponerse del resto de la planta para uso de servicios vinculado al local y/o garaje.

Ormaetxea (1ª Imagen)
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